En el año 1971, Shepard y Metzler describieron por primera vez el proceso psicológico de la rotación mental. El paradigma clásico de exploración de la rotación mental consiste en presentar pares de figuras tridimensionales en diferentes orientaciones y solicitarle al sujeto que indique si ambas figuras eran idénticas o si, por el contrario, una era la imagen simétrica de la otra (su imagen en un espejo). En estas tareas se observa que el tiempo requerido para responder es mayor a medida que el ángulo de rotación aumenta. Esto implicaría que para dar la respuesta correcta debemos llevar a cabo un proceso de rotación mental hasta colocar ambos objetos en la misma posición. Este fenómeno se observa en el siguiente experimento.